Por/ SERGIO ALEJANDRO GÓMEZ-http://www.cubahora.cu/economia/es-posible-un-milagro-en-la-economia-cubana
Políticos y empresarios de medio mundo desfilan por La Habana cada día. Los hoteles de lujo están abarrotados y surgen casas de alquiler con habitaciones especiales para encuentros de negocio. Cuba está de moda y todo el mundo quiere un asiento en primera fila para ver cómo acaba la película que se puso a rodar el pasado 17 de diciembre.
En sentido contrario van los miles de cubanos que llevan casi un mes en Costa Rica a la espera de continuar su camino hacia Estados Unidos.
La mayoría de ellos vendió sus propiedades más valiosas para costear el viaje y hasta ahora no han mostrado voluntad de regresar. La decisión tomada evidencia que perdieron la esperanza de ver una mejoría de sus condiciones de vida en el mediano plazo y prefieren invertir esos recursos en un futuro lejos de su país.
Zona especial del Mariel-Foto Ismael Francisco. |
Pero justo cuando hay señales de que Cuba está a las puertas de importantes transformaciones que podrían catapultar su desarrollo a niveles sin precedentes, resulta llamativo que entre quienes menos creen en la posibilidad de un “milagro económico” se cuenten muchos de sus ciudadanos.
Quizás la oscuridad sobre el estado real de las finanzas del país durante las últimas décadas sea lo que impida ver la luz al final del túnel que comienza a aparecer.
El pasado fin de semana se logró un acuerdo histórico con el llamado Club de París, un grupo de naciones acreedoras a las que Cuba debía cerca de 12 mil millones de dólares desde que se declarara en moratoria en 1986.
Varios años de negociaciones tras bambalinas habrían logrado condiciones sumamente ventajosas. Del monto total se condenaron 8 500 millones correspondientes a intereses. El pago del valor principal de 2 600 millones se hará en un plazo de 18 años. Además, una parte de lo abonado se reinvertirá en la propia economía cubana.
La deuda con el Club de París era la más abultada de la factura nacional desde que Moscú decidiera el año pasado condonar el 90 % de los 35 mil millones de dólares que estaban pendientes de la era soviética y gastar en proyectos en la Isla el 10 % restante.
De manera casi desapercibida, se han logrado pactos similares con países como Japón y Uruguay.
Una de las prioridades del gobierno de Raúl Castro ha sido honrar sus compromisos de pago internacionales y reordenar las deudas con los principales acreedores, con el objetivo de recuperar la credibilidad internacional de la economía cubana.
Pero el valor estratégico de los pasos que se han dado se diluye entre una población que aún hoy desconoce el monto aproximado de su deuda externa, un tema que está en boca de todos los noticieros de América Latina pero que en Cuba es tabú.
Una parte importante del superávit comercial que se logra con la venta de servicios, especialmente los médicos, se debe estar empleando en el pago de esas deudas. Eso explicaría cómo el crecimiento de las exportaciones y del PIB apenas se ve reflejado en la mesa y los bolsillos de los ciudadanos de a pie. Sencillamente se estaría pagando hoy lo que se comió ayer.
UNIFICACIÓN MONETARIA A LA VISTA
La limpieza a fondo de las finanzas externas que se ha hecho en los últimos años resulta decisiva para poner en su lugar la clave de arco de todo el proceso de actualización económica y social: la unificación monetaria y cambiaria.
Si la circulación de dos monedas (y al menos dos tipos de cambio) permitió apuntalar las empresas estatales que garantizaban el empleo a la mayoría de la población, las distorsiones macroeconómicas que genera en la actualidad son la causa de muchos de los nudos gordianos de la economía nacional.
Una moneda única y con tipo de cambio claro respecto al dólar no solo es necesaria para recuperar el valor adquisitivo de los salarios (la principal demanda popular en Cuba), sino para poner las reglas claras en la inversión extranjera, una de las apuestas fundamentales de la reforma actual.
Una transformación con las dimensiones de la que se plantea Cuba, con el menor costo social posible, el Estado necesita sobre todo dólares. Más acreedores estarán dispuestos a prestarle a Cuba tras comprobar que honra sus pagos y que ha reestructurado los principales montos de su deuda.
Mucho se ha especulado al respecto, pero Cuba incluso podría establecer algún tipo de relación con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), los principales centros del poder financiero internacional.
Más allá de las cuestiones ideológicas que siempre han separado a La Habana de las instituciones de Bretton Woods, la principal limitante para acceder a los gigantescos fondos depositados en Washington era la Casa Blanca.
Con el proceso de normalización de la relaciones en marcha, algunos creen que Estados Unidos se haría el de la vista gorda a pesar de que entre las políticas del bloqueo está impedir el acceso de la Isla al sistema financiero internacional.
El número dos del FMI, el estadounidense David Lipton, dejó recientemente entreabierta la posibilidad de que Cuba ingresara al organismo, aunque matizó que por ahora La Habana no ha expresado “interés”.
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