Por/ Vivian Velazquez.
Un regalo..
I
Los años idos descansan
en cada poro de la piedra.
-Piedra iniciática de la ciudad-
Anejo carpazón de culpas,
Sonrisas, asesinos, éxito,
Rosas, putería de moda, orgullos,
Dinero, suspiros, prejuicios, poesía.
Y tú, imperturbable, como a golpes
Lames la piedra, desgastas el siglo,
-Siglo XX-¡Desvergonzado!
Siglo que termina
Estaré en la piedra, en el polvo
de este muro,
si sobrevives ¡Oh Mar!
Refresca mi memoria.
II
Arrebolada en la bruma, alcanzo
los paisajes interiores del Ayer
en que fuimos eructo de tierra,
pájaros, mar, floresta vibrante,
Cobrizos, prenda de cambio,
sal, corsarios, Pérez.
El frio mañanero reconviene,
afianzo en raíces que aprisionan
el sitio que nombro ¡hogar!
y marco para morir.
Llegan olores de otras tierras,
seducción de viajes y mestizas
semillas.
Llegan palabras dichas y polvo del desierto
llegan atados con hilos de Ariadna,
avisos de posteridad.
III
Un destello de lucidez inquiere
silueta cercana y entrañable,
pequeñez cotidiana en mis desvelos.
Cabellera lacia, negrísima, lisa
precipitada al polvo donde yace
perdido nuestro tronco de memoria.
¡De que trozo de amor saboreado
en el Baitequeri-cacicazgo aborigen-,
trenzó un día el oculto ADN,
ignorado manantial al mañana?
No bastaron la influenza, el látigo,
el crucifijo.
Preñar de vástagos innombrables
el extramuro de las villas.
La historia conquistada quiso ocultarte,
dejarte corroyendo a la inexistencia.
Cabellera lacia, negrísima, lisa
precipitada al polvo donde yace
perdido nuestro tronco de memoria.
Asumido al espejo sin vergüenzas,
en esta ciudad que se ufana,
aún ,de equivoca alcurnia catalana.
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